La invasión por el espacio público.

N.U.C.L.E.O.
Obra permanente
3040 Mosaicos, 180 mts. 2, Escultura para jardinera-banca para
árbol cerezo Veracruzano
Edificio Libertad, Libertad esquina con Moscú
Alejandro Fournier
2011

En la reciente pieza de Alejandro Fournier, N.U.C.L.E.O. se advierte una utopía de futuro en donde el espacio público deja
de ser una idea abstracta y se materializa en forma y espacio en espacios intersticiales de la ciudad. En esta utopía, el
espacio público no sólo es complementario al privado, sino que se convierte en un ente invasor, un cómplice, un elemento que lo potencía.

En N.U.C.L.E.O. Alejandro Fournier utiliza el lenguaje tradicional de las banquetas de la ciudad para transformar un espacio semi-público en una hibridización entre lo público y lo privado. Al estar un piso por encima de la banqueta, el espacio tenderá por naturaleza a privatizarse, excluyendo por su diferencia de nivel a los paseantes. Con el tratamiento dado, se hace un “descenso” virtual de este espacio elevado hasta la calle, de tal manera que ésta lo invade con su inherente característica pública.

La elección de materiales no es coincidencia. La utilización de mosaicos eternos representa una manifestación del retro-futurismo, en donde se emplea un material en desuso desde hace décadas con una composición contemporánea y vanguardista, logrando combinar el pasado con el presente y haciendo guiños al futuro.

N.U.C.L.E.O.
Obra permanente
3040 Mosaicos, 180 mts. 2, Escultura para jardinera-banca para
árbol cerezo Veracruzano
Edificio Libertad, Libertad esquina con Moscú
Alejandro Fournier
2011

La intrusión del color nos ayuda a remitirnos a aquel momento ampliamente ignorado en la actualidad en donde el espacio compartido, la fachada de la calle, era plenamente invadida por anarquía cromática, desde las pirámides Teotihuacanas hasta las catedrales lutecianas.
Ahora se tiene una predominancia del color concreto en el espacio público, o en el peor de los casos coloreado con fines viales, comerciales o electorales. La pieza de Alejandro nos recuerda que es posible devolver la complejidad cromática al espacio público, como alguna vez fue, utilizando la herramienta de manera prospectiva desde componentes del pasado.

Por último, está la pieza destaca por la complejidad de geometrías en su composición, que invade al usuario fenomenológicamente para hacerlo interactuar con un paramento tradicionalmente plano, repetitivo y generalmente anónimo.

Con N.U.C.L.E.O. se demuestra que la incursión compositiva en el espacio público apenas está mostrando el potencial que tiene y le da a la ciudad una ventana hacia un futuro no sólo deseable sino posible.

Arq. Jorge López de Obeso.

Publicado por: Alejandro Fournier

Demandas ciudadanas desequilibradas

Torre de Alta densidad, Colonia Americana, Guadalajara, Jalisco

En Guadalajara, la proximidad tiene un valor que aún no ha sido apreciado por los habitantes de la ciudad. Recientemente, un grupo de vecinos se encuentra en pie de guerra contra tres o cuatro torres qué sobrepasaron los límites de altura, demandando que sean demolidos los pisos que las exceden (cnnexpansion.com).
Mientras tanto en Brasil, probablemente por su falta de petróleo barato, hasta las ciudades medianas y pequeñas están construidas en 30 pisos, y en Colombia, seguramente por razones topográficas, es normal que los más ricos vivan en torres de 20 pisos, obviando el hecho de que los corazones financieros de las ciudades norteamericanas (con altas densidades) son la ubicación más apreciada. En nuestro caso, se ha despreciado tanto la proximidad que hasta se hacen pleitos para evitarla, y se tolera y hasta aplaude aquellas acciones que han convertido en nuestra ciudad en una de las metrópolis con más baja densidad de América Latina.
Protestas ciudadanas (mal intencionadas o no) han destruido la posibilidad del BRT (caso único en Latinoamérica), han destruido ciclovías (hace 8 años en Av. La Paz), las cuales desprendían de un plan de movilidad. En el caso de Av. La Paz, la ciclovía se construyó y se destruyó inmediatamente ante la protesta de un par de vecinos que no les pareció tener que estacionar su coche más lejos, y ahora se perfila la destrucción de la posibilidad de tener proximidad en la ciudad, con vivienda de alta densidad en zonas céntricas. Situación que conllevará a que pocos empresarios intenten construir edificios en zonas que no ofrecen seguridad jurídica a su inversión, por errores (con dolo o no) de quien otorgó los permisos.
El verdadero crimen, sin menospreciar las horas de sol perdidas por los vecinos que exigen demoliciones, es que se haya permitido que las afueras de la ciudad se hayan invadido con el esquema de vivienda actual. Doña Berta, quien trabaja en mi casa desde hace años, se vio forzada a irse a vivir a uno de esos paraísos amurallados a 45 minutos del periférico, ya que su hijo fue embaucado con el «sueño mexicano» por 20 años con un crédito que ahora no puede pagar solo. He visto como el presupuesto de Berta ha menguado desperdiciado en camiones, y como su calidad de vida disminuyó al tener que pasar dos horas de ida y otras dos de vuelta para transportarse al trabajo.

Desarrollo suburbano, Tesistán, Zapopan, Jalisco

La preeminencia de este esquema de vivienda suburbano, despreciando la proximidad y dependiente exclusivamente del transporte motorizado, ha saturado de lentos y ruidosos vehículos las calles de la ciudad. Esto afecta más a los vecinos que los tres pisos de la torre que quieren demoler, no sólo por el tráfico constante y exponencial a la que está destinada la ciudad, sino también porque muchos de sus amigos o parientes terminarán viviendo en uno de esos lugares suburbanos, ya que no hay lugares disponibles en la proximidad, a los que optarán por visitarla cada vez menos para evitar una o más horas de desquiciante traslado en el «cómodo» coche. Además, el gobierno se verá forzado en proveer más área de calle, con sus respectivos puentes, túneles y si acaso costosísimo transporte público, desviando recursos que podrían ser utilizados para mejorar la seguridad o la calidad del espacio público.
Lo sorprendente es que no haya demandas para demoler estos desarrollos suburbanos y evitar que la ciudad colapse, o que se exija que los funcionarios que permitieron (o se beneficiaron) con esto sean sancionados severamente. Es una lástima que los periódicos no se llenen de historias de vecinos solicitando leyes y soluciones para tener una ciudad más justa, limpia y sostenible en términos sociales, económicos y ambientales.

Jorge López de Obeso. Arq. MA. LEED AP.
EA Energía y Aquitectura
contacto@eaenergiayarquitectura.com

Publicado por DPI Territorial

Calefacción en México: ahorro energético con diseño

Edificios que congelan en invierno

Es común que en Guadalajara en invierno sintamos más frío dentro de la casa que afuera. El gran secreto en esto es que los arquitectos tropicales no nos hemos tomado en serio el concepto de aislamiento térmico (si es que hay quien lo conozca). Dejamos a nuestros edificios y casas sin abrigo en el frío. El resultado: se sufre más el frío en Guadalajara que en Suiza o Canadá.
Para vencer el frío, nuestro cuerpo tiene capacidad de autorregularse, y sabemos ayudarlo al ponernos un suéter o al cubrirnos con una cobija. En realidad, esto es aislamiento térmico, y aunque acostumbramos proteger nuestros cuerpos, no nuestras casas o edificios, que construimos sin posibilidades de ponerse ni una bufanda. Los materiales que utilizamos tienen un comportamiento térmico ineficiente, todo el calor que se pueda almacenar durante el día se escapa por los cristales de las ventanas, se diseñan fachadas y se decide el emplazamiento pensando muy poco que en el invierno sus ocupantes irremediablemente se congelarán.
Lo triste es que estamos acostumbrados a estar incómodos en nuestras casas y edificios, resignados a que los arquitectos que las diseñaron no tuvieron la capacidad de conseguir que mantuvieran una temperatura adecuada. Ante esto, lo más lógico es que el usuario, en cuanto pueda pagarlo, recurrirá a acondicionamientos térmicos mecánicos. (Mi compañera de casa, que se hela en su cuarto, escribió en Twitter hoy mismo: “Lo siento, pero haciendo caso alglobarwarmer que llevo dentro, compraré un calentador eléctrico”). Y no es que sea mala idea llevar un suéter dentro de la casa o dormir con una cobija, pero si con esto el usuario continúa sin conseguir calentarse, cuidar su salud será una prioridad.

ITESO

Aislamiento térmico en el edificio TID del ITESO, Tlaquepaque, Jalisco, México.

Calefacciones y aires acondicionados son la principal causa de consumo energético en el planeta, principalmente en los países con climas más extremosos, con inviernos muy fríos y que decidieron desde hace varias décadas que había maneras de dejar de sufrir. Si aquí no lo hemos hecho, es más una razón económica que de decisión de cuidado del medio ambiente, y ahora vemos las tiendas departamentales ofreciendo calentadores eléctricos por menos de $1,000 pesos. Calentadores que son mucho más ineficientes que los que fueron diseñados para estar integrados a las viviendas desde su concepción.
La solución está en el diseño. Lo primero es ser inteligentes y dejar que el sol, la principal fuente de calor con la que contamos (que por cierto, es potentísima en Guadalajara y como en todo el mundo, gratis), actúe calentando cuando lo necesitamos. La solución más obvia es la orientación, al sur y oriente, aunque no la única, ya que desde hace mucho tiempo que se emplean técnicas que van desde muros trombe (muro pintado de negro con un cristal que atrapa el calor, con esclusas para regular el flujo del aire caliente) hasta postigos que regulan la entrada del sol.
Además de esto, contamos con las propiedades de los materiales. Los que utilizamos nosotros (cristal, block, concreto) son excelentes conductores térmicos, con valores R de menos de 1 (La resistencia térmica, comúnmente medida como “valor R” es la combinación de la conductividad más el espesor del material, que resulta en un intercambio de temperatura entre un lado del material y otro). La madera, los concretos celulares y sobretodo los aislantes térmicos tienen un valor R mucho mayor, lo que garantizaría que el calor interior no se escape por los muros, siendo muchas veces inclusive más baratos y ligeros que los que acostumbramos usar.
Las ventanas dobles o duovent, aunque efectivas para evitar que atraviese la temperatura, ciertamente son mucho más caras y la inversión no vale la pena en nuestro clima. Para proteger las ventanas basta con postigos de madera (con una excelente resistencia térmica) y cortinas con telas aislantes (como las que se usan para la ropa “calientita”) que además son fáciles de regular.
En nuestro país la mayoría de la energía proviene de fuentes no renovables y altamente contaminantes (petróleo) y si no gastamos energía en calefacción no es porque no queramos, sino porque no se nos ha ocurrido. Si los arquitectos seguimos diseñando con tan poco cuidado de los ocupantes, llegará el momento en que económicamente los aparatos serán accesibles (que es ahora) y decidirán parar de sufrir, lo que nos hará responsables de un derroche de energía y emisiones de CO2 por no tener la habilidad de que nuestros edificios y casas no congelen a sus usuarios. Es una solución de diseño.

Jorge López de Obeso. Arq. MA. LEED AP.
EA Energía y Aquitectura
contacto@eaenergiayarquitectura.com

Publicado por DPI Territorial

Publicado por Blog de Arquitectura del ITESO

La patrimonialización de la infraestructura arbórea.

En las ciudades se suele excluir a los árboles como parte del patrimonio infraestructural, sin embargo, estos forman parte fundamental no sólo de la provisión de aire limpio y de paisaje para sus habitantes, sino que son quienes le dan condiciones de competitividad internacional a la ciudad, evitan el efecto isla de calor, aíslan acústicamente y tienen un papel fundamental en la prevención de inundaciones.

No es de extrañarse que las ciudades estén constantemente buscando incrementar sus condiciones de competitividad. Una de las formas que tienen las ciudades de hacerse más atractivas es mejorar la oferta de calidad de vida para sus habitantes, por lo que la empatía que despierten ante éstos es fundamental. Un paisaje urbano arbolado es una estrategia efectiva y económica para conseguir que los residentes de una ciudad se sientan orgullosos de su entorno y provoque este círculo virtuoso de empatía ciudadano-ciudad. Es por esto que cada vez que la ciudad pierde un árbol pierde también competitividad internacional para atraer población con alto potencial de generación de riqueza.

Ceiba

Imagen: Ceiba. En Jalisco. Por: Manfred Meiners Ochoa.

El efecto isla de calor sucede cuando superficies urbanas otrora sombreadas o permeables se transforman en impermeables y al recibir la luz del sol la transforman en calor. El efecto es tan pronunciado, que los centros urbanos sin provisión de sombra y con grandes superficies asfaltadas o de azoteas, llegan a tener de 5 a 8 grados más de temperatura que cuándo no tenían estas condiciones. Las hojas de los árboles están diseñadas para transformar los rayos solares en energía, además de que en el proceso de hacerlo producen sombra y liberan agua vía evapotranspiración. Cuando un edificio tiene como única fuente de abastecimiento de aire este espacio sobrecalentado por el sol, aumentan las posibilidades de que requiera el uso de medios mecánicos para conseguir tener condiciones de confort en el interior, tales como ventiladores y en el peor de los casos aires acondicionados. Éstos últimos, por su enorme consumo energético y uso de gases refrigerantes contaminantes, son uno de los principales causantes del cambio climático y la depredación de la capa de ozono, además de que significan una carga importante para los gobiernos que requieren de proveer más energía para un mercado que demanda condiciones de confort para trabajar o vivir. Un árbol tiene el potencial de sombrear la calle, las fachadas y azoteas de edificios y otras superficies expuestas al sol, con lo que el aire que circula no se calienta y puede refrescar espacios habitables, haciendo prácticamente innecesario el uso del aire acondicionado. Cada árbol que se pierde en la ciudad crea las condiciones para un mayor consumo energético.

Las inundaciones en una ciudad son causadas no por la falta de capacidad de los sistemas de drenaje de transportar la cantidad de agua que llueve, sino por el lapso y por lo tanto velocidad con la que se acumula. Es decir, es poco probable que 50mm de agua en 24 horas provoquen una inundación, ya que los drenajes tendrán la capacidad de transportar el caudal, pero esa misma cantidad en una hora, es probable que sature el sistema y colapse, causando cuantiosos daños materiales y hasta de pérdidas humanas. Losárboles, como una estrategia evolutiva, tienen la capacidad de retener grandes cantidades de agua en sus hojas, ramas tronco y raíces, ya que tardan mucho tiempo en «empaparse» por completo, y poco a poco se van secando vía escurrimiento o evaporación. En un área densamente arbolada, una tormenta de 50mm de una hora tardará mucho más en dejar correr el agua por la calle, mientras que en una zona donde no hay obstáculos para que el agua aumente su velocidad de escurrimiento y se sature en un solo punto al mismo tiempo, evitando colapsar el sistema. Cada vez que la ciudad pierde un árbol, aumentan las posibilidades para que se creen inundaciones ya sea ahí mismo o aguas abajo.

Si los árboles aumentan la competitividad internacional de una ciudad, provocan empatía de sus usuarios, previenen el consumo excesivo de energía al ser los reguladores fundamentales del microclima urbano, su presencia ahorra millones en pérdidas materiales y humanas al evitan inundaciones, tienen características suficientes para evaluarlos como parte de la infraestructura urbana. Si patrimonio es aquello que vale la pena conservar, considerarlos de esta manera es fundamental para asegurar la habitabilidad de la ciudad, por lo que gobierno y particulares deberán tener acciones responsables para su conservación y provisión, observando su papel patrimonial e infraestructural al tomar la decisión de sustituirlo por otro elemento, ya sea para uso público o privado. Por último, económicamente es mucho más viable proveer y conservar árboles que resolver los efectos que la falta de estos ocasiona.

Jorge López de Obeso. Arq. MA. LEED AP.
Abril 2012

Publicado por: EA Energía y Arquitectura